En ellos se produce la combustión que convierte la energía química en mecánica
En una época donde la movilidad está electrificándose a pasos agigantados y los coches buscan alternativas al motor de combustión, parece que los cilindros carecen de importancia. Pero antes de que llegaran los coches eléctricos, el cilindro es la pieza del motor en donde se producía la magia: convertir la energía química de un coche en energía mecánica para que sus ruedas se movieran. Y todos los coches con motores térmicos, salvo honrosas excepciones como los motores rotativos Wankel de Mazda tenían cilindros.
Partiendo entonces de la base de un motor de combustión, el cilindro es una cavidad con esa forma (cilíndrica) dentro del bloque motor, que actúan como cámaras de combustión. Hasta ellos llega la energía química que posee el combustible y mediante una explosión esta energía química se convierte en energía mecánica.
Para realizar el proceso de la combustión, en el interior de los cilindros se mueven al ritmo de las explosiones internas hacia arriba y hacia abajo, y en sincronía entre sí los pistones. Los pistones, por su parte son unas piezas metálicas con forma de émbolo que van conectadas a un mismo eje llamado cigüeñal. Por su parte, este último, transforma en giratorio el movimiento lineal de los pistones.
Qué ocurre en el cilindro
En las cámaras de combustión de un motor térmico, se producen una serie de cambios de la energía química del combustible que hacen que el coche camine. En primer lugar, se quema el combustible que llega al cilindro, lo que genera una explosión. De ella surge una presión que mueve el pistón, junto con calor que se libera mediante la refrigeración del motor.
Algo muy a tener en cuenta es la relación de compresión, que básicamente es en qué porcentaje se comprime la mezcla entre aire y combustible en el cilindro. Según esa compresión se liberará más energía durante la explosión. Con todo esto, podemos decir que en el cilindro común se producen cuatro fases: Admisión, Compresión, Combustión y Escape.
Esas cuatro fases son el pilar de todo motor de combustión, independientemente del número de cilindros, si son en V, longitudinales o transversales. Gracias a ellos, los vehículos se han movido hasta nuestros días y cada vez de manera más eficiente. Veremos con qué nos sorprenden los motores del futuro.