El frío y las bajas temperaturas propias de esta época del año obligan a los conductores a extremar las precauciones al volante, con más motivo aún si se producen precipitaciones y estas son en forma de nieve.
Cuando las condiciones climatológicas son adversas lo recomendable es aminorar la velocidad y aumentar la distancia de seguridad. Y es que la nieve y el hielo son dos de los principales enemigos del conductor, igual que la niebla y la lluvia, por lo que hay que conducir con precaución para garantizar tanto nuestra seguridad como la del resto de usuarios de la vía.
Siempre que se producen episodios de frío intenso como el que estamos viviendo estos días en España no solo hay que conducir con precaución, sino que es muy importante que nos aseguremos tener el coche en óptimas condiciones para hacer frente a las necesidades que impone el invierno.
Cómo afecta el frío a un coche eléctrico
No cabe duda de que el frío afecta el comportamiento de los coches, ya sean de combustión o eléctricos. Pero, especialmente, tiene una influencia negativa sobre estos últimos. Y es que las baterías, en general —también las del móvil, el navegador…—, son muy sensibles al frío.
Pérdida de efectividad
La mayoría de las baterías que equipan los coches eléctricos son de ion litio, que necesitan estar a una temperatura superior a los 0ºC para funcionar en las mejores condiciones. Si la temperatura es inferior, el líquido del electrolito que hay dentro de las celdas de la batería se mueve de forma más lenta y la batería pierde efectividad. Cuanto más desciende el mercurio en el termómetro menos eficaz se vuelve la batería, que puede llegar a perder hasta el 20% de su carga.
En Noruega, el país de Europa donde el coche eléctrico tiene mayor penetración, se han realizado diversos estudios para comprobar el efecto del frío sobre las baterías. Uno de ellos es el que llevó a cabo la asociación de automovilistas NAF sobre la autonomía homologada (WLTP).
Lo realizó con diversos modelos eléctricos que circularon a velocidades legales por ciudad y carretera a temperaturas que oscilaron entre los -6ºC y los 3ºC. La principal conclusión fue que la autonomía de los automóviles disminuyó de media un 18,5% respecto a los valores homologados por los fabricantes en ciclo WLTP.
Menor aceleración y mayor tiempo de carga
La pérdida de efectividad de las baterías no es el único contratiempo que puede sufrir el coche eléctrico a causa de las bajas temperaturas. Cuando el frío es intenso la carga de las baterías también suele ser menor, por lo que el coche puede verse afectado por la rapidez con la que fluye la energía. Dicho en otras palabras, el vehículo eléctrico puede ver reducida la capacidad de aceleración a la vez que podrían aumentar los tiempos de carga.
Frenada regenerativa
Otro daño colateral que conlleva la falta de calor es la afectación en la función de frenada regenerativa, el mecanismo mediante el cual el coche produce energía para mejorar la autonomía.
Una batería fría también limita el frenado regenerativo, que utiliza el impulso del coche para cargar la batería y ayudar a aumentar su alcance de conducción. El frenado regenerativo bombea grandes cantidades de energía a la batería, lo que puede dañarla a temperaturas frías.
Más consumo
Llevar los limpias funcionando, la luneta térmica encendida o las luces también suman kilovatios de consumo. O mejor dicho, restan también autonomía. Cuanto más pequeña sea nuestra batería mayor será la repercusión de estos consumos.
La calefacción y la carga de los eléctricos
Ahora bien, la batería de un coche eléctrico garantiza a sus usuarios permanecer dentro de él durante horas con la calefacción encendida en casos de sufrir una inmovilización a causa de las inclemencias del tiempo.
Es una situación que puede sobrevenirnos en la carretera cuando nos sorprende una borrasca de nieve, como Filomena en enero de 2021, y que inmovilizó a miles de conductores en las carreteras.
Pues bien, un experimento divulgado por el canal de YouTube Dirty Tesla acredita que el usuario de un coche eléctrico puede permanecer más de un día entero dentro de su vehículo parado en medio de temperaturas glaciares y con la calefacción encendida.
En la prueba se utilizaron dos Teslas, un Model Y del año 2021 y un Model X de 2020, equipados con una bomba de calor y con un calentador de resistencias, respectivamente, que dejaron a la intemperie a una temperatura de -9,5ºC que en poco tiempo pasó a ser de -11ºC. El objetivo era comprobar cuántas horas podría permanecer encendido el climatizador a una temperatura de 21 grados.
Al iniciar la prueba ambos coches tenían las baterías cargadas en torno al 90%. Transcurridas 12 horas, la batería del Model Y había descendido hasta el 58%, con un consumo de 26,5 kWh de energía. El Model X, que es ligeramente más grande, había consumido algo más de energía, ya que presentaba un nivel de carga del 47% del total.
Con estos datos, los responsables del canal llegaron a la conclusión de que el Model Y podría haber proporcionado confort térmico a sus usuarios durante 36 horas en esas condiciones extremas y el Model X, alrededor de 28 (en ambos casos, durante más de un día).