En un coche todas y cada una de sus piezas tienen una función a desempeñar para que funcione correctamente y, además, lo haga a una temperatura también adecuada. Por lo tanto, el elemento que debe acaparar nuestra atención en este aspecto es el termostato, una pieza dentro del circuito de refrigeración.
Como sabrás, el motor de un coche está diseñado para trabajar a unas temperaturas determinadas, Para ello, el termostato actúa como si fuera un interruptor. Dependiendo de la temperatura que alcance el motor, estará abierto o cerrado para dejar que pase el líquido refrigerante. Además de mantener una temperatura adecuada, también reduce su desgaste.
En qué consiste el termostato
El termostato lo puedes encontrar en la salida del bloque del motor o junto al radiador, sin embargo, no todos los coches son iguales y tiende a depender según el fabricante. Puedes saber dónde está exactamente en tu vehículo revisando el manual de tu coche.
Por regla general, los coches solo constan de un termostato, no obstante, algunos coches deportivos tienen un segundo ubicado en el circuito del aceite, o en el caso de los híbridos también cuentan con otro para el circuito de refrigeración.
- Si el coche está frío, es decir, apagado, en el momento de arrancar es cuando el termostato estará cerrado y por lo tanto no hay liquido refrigerante que pase. Pero mientras se va calentando, automáticamente este elemento se abre y entonces deja pasar el refrigerante. Es más, si se consigue que se abra por completo, es porque el coche está funcionando y está en buen estado.
En cambio, si baja la temperatura, el termostato se cerrará. Por eso es una pieza que continuamente se abrirá y se cerrará según la temperatura que tenga el motor. Es decir, según sus necesidades.
Qué tipos de termostato existen
Existen básicamente dos tipos de termostatos:
- De muelle: es el más utilizado. Cuando aumenta la temperatura, por la dilatación de los materiales, el termostato tiene un muelle que se estira para dejar paso al líquido refrigerante.
- De cápsula: tiene el mismo funcionamiento que el de muelle. La diferencia es que, en lugar de tener un muelle, tiene una cápsula.
Posibles averías y síntomas
El mantenimiento y las revisiones que debe seguir el termostato son esenciales para evitar averías futuras que puedan afectar directamente a la eficiencia del sistema de refrigeración y al rendimiento del motor en general.
Por ello, debes saber qué puede fallar en el termostato. Las principales averías se deben tanto por el propio uso, como por utilizar anticongelantes que no sean los especificados por el fabricante de tu coche. Esto hace que no se puedan mezclar varios tipos y que tengas en cuenta que tienes que seguir las indicaciones. En este sentido, es importante que se reemplace de forma periódica y con cuidado para que no entre aire en el sistema, ya que esto provocaría un sobrecalentamiento y/o sensores defectuosos.
Si el termostato no se abre significa que existe una avería grave porque puede haber un calentamiento en las piezas dentro del motor y se rompa. Por lo tanto, debes parar el coche de inmediato.
En cambio, si el termostato está abierto al completo, también indica una avería en la que hay que sustituirlo por otro. Para ello, es recomendable que acudas a tu EuroTaller más cercano para que te revisen el termostato de tu coche e identifiquen las posibles averías.
Principales síntomas de fallo del termostato
- Sobrecalentamiento del motor: las válvulas están atascadas y el refrigerante no puede fluir.
- Cambios de temperatura: la aguja del cuadro de mandos indicara si baja o sube la temperatura.
- Fuga del líquido refrigerante: éste ayuda al motor a mantener su temperatura para mejorar su rendimiento, si se fuga es porque rebosa fuera de la carcasa.
- Aumento del consumo de combustible: el sobrecalentameinto y el enfriamiento pueden afectar a las emisiones de escape y de combustible.
- Ruidos inusuales: provienen del motor pueden ser causados por la ebullición del líquido refrigerante, ya sea porque la válvula está atascada o el termostato esté desgastado.