El filtro del habitáculo (también conocido como filtro del polen, antipolen, del aire acondicionado, de cabina…) se encarga de garantizar un mínimo de calidad en el aire del interior del coche. Para ello, debe retener las partículas que puedan entrar por el sistema de ventilación (hollín, polvo, partículas de goma de los neumáticos, sustancias abrasivas, polen…).
También filtra los gases (óxidos de nitrógeno, gases de azufre, dióxido de carbono…), que pueden estar en el aire provenientes del tubo de escape de otros coches, benceno y otros hidrocarburos mal quemados, ozono, etc.
Como ves su función es muy importante y más aún con la primavera a la vuelta de la esquina. De ahí, la importancia de asegurate de que el filtro del habitáculo de tu coche está en buen estado ¿cuánto tiempo hace que no lo sustituyes?
¿Cuándo cambiar el filtro del habitáculo?
Dada su función, el filtro del habitáculo tiene una vida limitada y cuando se satura debemos cambiarlo. En este sentido, el momento más adecuado para hacerlo es la primavera, si bien es importante tener en cuenta los intervalos que establece el libro de mantenimiento de nuestro vehículo.
Así, por regla general, el cambio del filtro del habitáculo se suele situar entre los 15.000 y los 30.000 km, aunque existen una serie de casos o condicionantes que pueden aconsejar que adelantemos este cambio programado y efectuarlo una vez al año si no hemos cumplido antes con el kilometraje establecido, incluso, antes ¿por qué?
Los condicionantes…
Porque no es lo mismo circular siempre por ciudad y con atascos que por lugares con el aire más limpio. Porque no es lo mismo circular habitualmente sólo por asfalto que por caminos rurales sin asfaltar.
Porque no es lo mismo realizar desplazamientos por entornos montañosos, donde suele haber menos polvo en el ambiente, que por zonas de amplias llanuras o con playas de arena.
Y porque circular por zonas con alta humedad ambiental acorta la vida del filtro del habitáculo en un 25%, circules mucho o poco.
¿Qué problemas causa un filtro sucio?
Cambiar el filtro antipolen es una operación bastante económica, sobre todo, teniendo en cuenta las consecuencias que puede tener para nuestro vehículo y nuestra salud a largo plazo.
Además de fomentar alergias o problemas respiratorios, cuando los filtros están obstruidos también puede derivar en:
- Mayor consumo de combustible: los sistemas de climatización deben trabajar más y, por lo tanto, se consume más energía.
- Problemas en el ventilador: cuando el filtro se satura, no deja pasar el aire, por lo que el motor del ventilador debe trabajar más. Además, la suciedad que el filtro ya no es capaz de retener puede adherirse al ventilador y provocar que el motor de este se gripe e incluso llegue a quemarse.
- Olores desagradables: si el filtro no se encuentra en buen estado pueden proliferar las bacterias y ácaros, que terminan suspendidos en el aire o acumulándose en conductos y superficies del vehículo provocando problemas de salud y mal olor.
- Mal funcionamiento del aire acondicionado: la suciedad puede obstruir y hasta perforar el evaporador (donde se enfría el aire).
- Es más difícil desempañar los cristales al accionar el aire hacia el parabrisas debido a que circula menos aire.
Por tanto, si notas cualquiera de estos síntomas, hayas cumplido el intervalo establecido en el libro de mantenimiento de coche o no, es que ha llegado el momento de cambiar el filtro del habitáculo de tu coche. Tanto tus pulmones como tu coche (y tu bolsillo) te lo agradecerán.
Consejos si eres alérgic@ o asmátic@
Las personas asmáticas deben procurar siempre montar en su coche filtros de habitáculo de carbón activo; si no existen o no están disponibles, deben reemplazar el suyo con más frecuencia.
Asimismo, los alérgicos deben procurar, en primavera y hasta la primera mitad del verano, no conducir temprano por zonas húmedas, que es cuando más alta es la concentración de polen o bien conectar la recirculación del aire acondicionado para impedir que entre aire del exterior.