Los motores generan energía mecánica, pero también energía térmica, que debemos disipar de la manera más eficiente posible. El circuito de refrigeración es el principal responsable, y el líquido refrigerante o anticongelante es el encargado de mantenerlo funcionando. Por eso, prestarle la debida atención es fundamental para el motor de tu coche.
El sistema de refrigeración es, como decimos, el principal encargado de disipar ese calor para que su acumulación no suponga, incluso, una avería del motor.
Para lograr su cometido, cuenta con un conjunto de elementos formado por la bomba de agua, el termostato, sensores de temperatura, electro-ventiladores, manguitos o tuberías, radiadores, un vaso de expansión o depósito y, por supuesto, el líquido refrigerante o anticongelante.
En algunos casos, los sistemas cuentan también con un sensor de nivel o de presión, circuitos de bypass… Sin embargo, queremos centrarnos en un elemento sencillo pero fundamental: el líquido de refrigeración.
Las temperaturas del motor
Durante la combustión, el motor alcanza temperaturas muy elevadas, de entre 371 y 593 ºC en un motor de gasolina, y aún mayores (de 537 a 649 ºC) en el caso de los propulsores diésel.
Al calor generado por el proceso de combustión se suman el que producen los rozamientos de las partes móviles del motor, y todo ello debe ser disipado, manteniéndose la temperatura de funcionamiento del motor en un determinado rango.
Si falla algún elemento, puede provocar que la temperatura se eleve más de lo permitido y generar una avería en la junta de culata, auto-detonaciones del combustible y, en el peor de los casos, que el motor se gripe.
Utiliza el anticongelante adecuado
De este modo, para mantener en buen estado el sistema de refrigeración del motor, sólo debemos utilizar el líquido anticongelante o refrigerante recomendado por cada vehículo, ya que existen diferentes tipos.
Anticongelante orgánico
Formado por etilenglicol, el componente anticongelante, y agua destilada o desmineralizada, encargada de garantizar la protección contra la corrosión de las diferentes partes del motor, como el radiador, etc, es un anticongelante más estable durante más tiempo y es biodegradable, resultando menos dañino con el medio ambiente.
Además de durar más tiempo, genera menos depósitos sólidos en el interior del circuito de refrigeración, posee baja conductividad eléctrica y el punto de ebullición es más alto.
Anticongelante inorgánico
Utiliza productos como los silicatos, que con el paso del tiempo se degradan, provocando averías en el sistema de refrigeración y acelerando la corrosión. Tienen bajo porcentaje de inhibidores de corrosión y de otros aditivos, con lo que su durabilidad es más limitada y se caracterizan por su color más brillante.
Anticongelante híbrido o HOAT (Hybrid Organic Accid Technology)
Combina la tecnología de los orgánicos e inorgánicos. Están compuestos por etilenglicol, glicerina y aditivos antiespumantes, anticalcáreos y una reserva neutralizante que va a proteger el circuito de refrigeración. También pueden incorporar silicatos para proteger superficies de aluminio, siendo utilizados por muchos fabricantes de vehículos.
Como decíamos, y para evitar problemas en el circuito de refrigeración de nuestro vehículo, se recomienda no mezclar anticongelantes diferentes al que indica el fabricante, para evitar averías prematuras en el circuito.
Por qué no debes mezclar anticongelantes distintos
Tanto en el vaso de expansión como en el libro de mantenimiento del vehículo, viene especificado el tipo de anticongelante que incorpora el motor para no cometer errores.
Tenemos que utilizar siempre un anticongelante de las mismas características, pero si no fuera posible hay que recordar que no podemos mezclar los anticongelantes orgánicos e inorgánicos o alguno de estos dos con uno híbrido. Y en ningùn caso, tampoco debemos mezclarlo con agua.
Si mezclamos anticongelantes de diferente origen, podemos provocar problemas en el circuito de refrigeración, aunque solo sea rellenar o añadir para completar el nivel del vaso de expansión.
De este modo, a la hora de elegir el anticongelante, no tenemos que basarnos en cuál es el mejor o el más caro, sino cuál es el más adecuado para nuestro motor y para las condiciones medioambientales por donde vayamos a circular.