Analizar el combustible permite saber de dónde viene y si se ha mezclado con agua o aceite
Debido a los últimos acontecimientos ocurridos en el panorama mundial actual como la guerra de Ucrania, las consecuencias económicas como la subida del precio de los carburantes son algunas de las que estamos viviendo en nuestro país. Y para paliar ese incremento del precio, existen trucos para ahorrar gasolina o incluso las ayudas del Gobierno.
No obstante, entre esos trucos, podemos encontrar algunas gasolineras con un precio bastante más barato que el medio del resto de las estaciones de servicio y no especifican el origen de sus carburantes, por lo que no sabemos si estamos echando gasolina adulterada o si es legal.
Es cierto que los surtidores ‘low cost’ están regulados por la ley de hidrocarburos de 2013, aunque siguen suponiendo alguna dudar para ciertos conductores.
Cómo se identifica
Y es que la gasolina adulterada es una cuestión que preocupa tanto a distribuidores como a usuarios. Esto es así porque un conductor puede repostar gasolina mezclada con agua, aceite, alquitrán u otros productos y tener un desconocimiento absoluto sobre ello.
Estos combustibles adulterados se obtienen tras pinchar un oleoducto y transportar el combustible en lanchas o en camiones ilegales para no pagar impuestos sobre su comercialización.
La compañía SICPA ha desarrollado herramientas para saber si el combustible tiene una correcta trazabilidad. También cuenta con un laboratorio portátil en el que realizan las pruebas al combustible in situ. Según informan desde la compañía, explican que cuentan con unas moléculas que se denominan ‘marcadores’ que se colocan en proporciones de partes por millón en los oleoductos o en los camiones cisterna o en los jumbo-tanks para detectar el tipo de combustible que se transporta y la calidad de este. Además, explican que los resultados pueden obtenerse en solo dos minutos.