Actualmente están llegando al mercado vehículos de hidrógeno, es decir, aquellos coches que emiten vapor de agua. ¿Cómo es posible? Pues bien, los coches eléctricos no son suficientes para cuidar el medio ambiente.
Sin embargo, este tipo de vehículos aún tiene un alto coste, incluso mayor que los eléctricos ‘tradicionales’, y en España no existen hidrogeneras aunque la idea es que se vayan instalando paulatinamente.
Debes saber que la mayor ventaja con la que cuentan estos coches es que no contaminan, si bien la duda recae sobre si será una realidad de cara a un futuro.
Cómo funcionan los motores de hidrógeno
A diferencia del vehículo eléctrico ‘normal’ el de hidrógeno produce su propia electricidad. Para ello, es necesario transportar el hidrogeno del depósito a unas celdas especiales que contienen oxígeno atmosférico.
Este proceso es el que crea la electricidad que se almacena en la batería y es lo que hace que los motores eléctricos funcionen. De este modo, a diferencia de los motores térmicos, lo que lo que se libera por el tubo de escape es vapor de agua, por lo que las emisiones contaminantes son nulas.
Si conduces este tipo de vehículos a baja velocidad, al coche no le hará falta más energía para seguir circulando. Pero por lógica, si hace un sobreesfuerzo, necesitará mayor potencia que éste mismo la produce para ir a la vez recargando la batería. Y en las propias frenadas también recarga energía.
¿Qué coches emiten vapor de agua en España?
Actualmente, los únicos modelos de hidrógeno que se comercializan en España son el Toyota Mirai y el Hyundai Nexo. Y resultan bastante más caros en comparación con otros vehículos similares.
No obstante, ya hay otras marcas que también quieren optar por esta idea. BMW, que lo investiga desde hace más de una década, ha anunciado la llegada de un X5 de hidrógeno. Pero solo si cumple los objetivos, podrá comercializarlo en forma de serie limitada este mismo año.
Ventajas e inconvenientes
Si analizamos, la autonomía de estos coches es mayor que la de los coches eléctricos, y el repostaje es mucho más sencillo. Casi como el de los vehículos de gasolina o diésel.
En cambio, su principal desventaja es que resulta muy caro, algo poco o nada habitual en los concesionarios y la imposibilidad de encontrar en nuestro país hidrogeneras públicas lo complica aún más. Por lo tanto, desde la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio está la idea de construir un proyecto en el que se ponga en marcha 25 hidrogeneras para 2026.
Además, si realmente se hace posible, estos vehículos no cuentan con una gran tecnología puesto que el lugar del almacenaje del hidrógeno ocupa mucho espacio si lo comparamos con los depósitos de otros coches con diferentes motores. Y en cuanto a la parte del combustible donde reside, requiere de usos de metales como el platino por lo que no se fabrican a gran escala.
Otro inconveniente es la manera de obtener la energía ya que el hidrógeno abunda en el planeta, pero nunca por sí solo: hay que extraerlo y con la máxima pureza posible. La vía más fácil es obtenerlo a través del agua, pero hay que separar el oxígeno mediante electrólisis lo que supone un problema la electricidad necesaria no siempre procede de fuentes renovables. Cabe la posibilidad de intentarlo a partir del metano aunque aún la idea está en estudio.
Mientras tanto, el Gobierno prevé para 2030 la presencia de “entre 5.000 y 7.500 vehículos ligeros y pesados alimentados por hidrógeno verde”. Y también la instalación de 150 o 200 hidrogeneras. Para ello, se ha puesto en marcha un plan ‘Moves’ específico para acelerar la infraestructura de repostaje.