Es más común de lo que parece y realizarla puede conllevar graves averías
A medida que los conductores se van soltando con el coche, van adquiriendo su propia manera de conducir, que será diferente a la que tenían cuándo aprobaron el examen de tráfico.
En muchas ocasiones, su manera de conducir puede tener vicios o manías que pueden llegar a afectar a la seguridad del propio conductor o a la mecánica del vehículo.
En este caso hablaremos de una que destroza la mecánica del coche, concretamente la del embrague. Y este vicio no es otro que el que tienen los conductores al ir con el pie izquierdo relajado sobre el propio pedal.
Una manera rápida de provocar una avería
Este hábito se hace de manera inconsciente, como ir con una mano apoyada en la ventanilla o con otra sobre la palanca de cambios. No obstante, el conducir con el pie sobre el embrague, aunque sea mínimamente, puede dañar gravemente la transmisión.
El conducir, con el pie sobre el embrague, se suele dar más en los conductores que circulan por ciudad, donde es más habitual que se arranque y separe. Algo que lleva en sí mismo más cambios de marchas y más utilización del embrague.
Al conducir con el pie apoyado sobre el pedal y estamos poniendo en funcionamiento el mecanismo del embrague de manera innecesaria, y esa presión constante podrá generar problemas a la larga.
Por ejemplo, si tenemos el pie apoyado, constantemente, podemos romper el cojinete del embrague, que es el encargado de que los muelles reaccionen y el embrague gire.
Por ello, al lado izquierdo del embrague, hay un reposapiés, que es donde debemos tener el pie izquierdo mientras vamos conduciendo y cuando no sea necesario utilizar el embrague.