El movimiento del motor se transmite a las ruedas por medio de las transmisiones o palieres. Sin embargo, este sistema no puede ser rígido, ya que la rueda está en constante movimiento por la libertad que le permite la suspensión.
De esta manera, es capaz de absorber las imperfecciones de la carretera. En este sentido, la junta homocinética es la encargada de transmitir perfectamente la fuerza de giro a las ruedas sin que ninguna pieza sea dañada.
Para hacerte una idea de lo que ocurriría sin las junta homocinéticas, imagina que la rueda es girada por un eje rígido soldado al buje. El único movimiento que podría hacer es el de giro. Ni subir ni bajar con la suspensión, ni cambiar de dirección en el caso de las ruedas delanteras. El resultado sería un vehículo que solo podría moverse longitudinalmente, con sin poder adaptarse al terreno.
Transmisión del giro
Además de estos movimientos, las transmisiones también tienen que mantener continuamente la posibilidad de girar las ruedas, independientemente de si están giradas o en cualquier posición del recorrido de la suspensión. Por eso, la junta homocinética tiene como finalidad unir la rueda a los ejes sin que se pierda tracción y sin que las transmisiones sufran daño alguno.
Existen distintos tipos de junta homocinética, aunque su finalidad es la misma. El más usado es el tipo Rzeppa, que consta de seis bolas enjauladas en un ensamble capaz de transmitir el movimiento desde un núcleo interior hasta la carcasa exterior. Esto hace la función de rótula, que permite cambiar el ángulo del eje que llega hasta la rueda.
La importancia de la lubricación y el fuelle
Al tener tanta pieza móvil, la junta homocinética tiene que estar engrasada en todo momento para evitar la fricción y el desgaste. Por eso está protegida por medio de un fuelle, que no es más que el recubrimiento de goma, en cuyo interior se encuentra la grasa. Normalmente, tiene forma de cono con un plegado tipo acordeón.
Mantener este sistema engrasado no solo es importante para evitar el desgaste. Si no estuviese bien lubricado, el giro se produciría con unas pérdidas de energía excesivas, con lo que el gasto de combustible del coche sería mucho mayor de lo necesario.
¿Cómo detectar averías en la junta homocinética?
En caso de rotura del fuelle de la transmisión, se perderá toda la grasa que mantiene lubricada la junta homocinética. Si esto sucede, es necesario sustituir el fuelle con su correspondiente grasa lo antes posible. Es importante mantener el fuelle en buen estado ya que, de lo contrario, dañaremos la junta homocinética y la tendremos que sustituir por una nueva.
Para detectar pronto la rotura del fuelle hay que fijarse si aparece grasa debajo del coche, junto a la rueda. También es habitual verla en la llanta si no está cubierta por un tapacubos. Si efectivamente encuentras este problema, lleva el coche a a tu EuroTaller de confianza.
Y si, por lo que sea, no llegas a tiempo y ya no hay grasa que permita detectar el problema de forma precoz, lo más habitual es que oigas un ruido característico causado por el rozamiento de las piezas de la junta homocinética sin el debido lubricante.
Al empezar a mover el coche se oye un ‘clac clac’ que aumenta de ritmo con la velocidad del coche. Es este caso, para de inmediato y llama una grúa para que lo lleve a dónde puedas arreglarlo.
Si has llegado hasta ese estado es posible que se hayan dañado más piezas y que tengas que sustituir el palier o semieje de transmisión. Sobre todo, si se ha hecho un viaje largo sin haber detectado el problema o se ha conducidos por terrenos difíciles que aumentan la fricción de las piezas de la junta.
En estos casos la factura varía mucho de un modelo a otro, aunque no será barata… Ten en cuenta que la transmisión está unida por un lado a la salida del diferencial y por el otro al buje de la rueda, así que para llevar el movimiento de uno a otro está compuesto de varios elementos.