Desde que Leonardo Da Vinci, según los libros de historia, inventara la primera caja de cambios, hasta los actuales sistemas de transmisión han pasado mucho más que unos cuantos años.
Una evolución que nos ha llevado hasta las cajas de cambios actuales, que se han convertido en un componente clave en la reducción de emisiones. Y es que una de las razones de la evolución de las cajas de cambios han sido, precisamente, las normas anticontaminación EURO, aprobadas para reducir la contaminación medioambiental y los efectos nocivos para la salud de las emisiones.
De hecho, se trata de uno de los componentes del vehículo en los que más se incide de un tiempo a esta parte, fabricándolas con más marchas para reducir el número de revoluciones a las que gira el motor y conseguir con ello reducir el consumo de combustible y, por tanto, la contaminación.
Cambios manuales y automáticos
Existen cajas de cambio manuales y automáticas de diferentes tipos, dimensiones y número de marchas, en función del vehículo donde se monte. Algunos fabricantes recomiendan cambiar el aceite a , ya sean transmisiones manuales o automáticas y otros indican que el llenado del aceite de la caja de cambios es de por vida, aunque hay que destacar que, aún poniendo eso en sus manuales, suelen recomendar realizar el mantenimiento a un cierto número de kilómetros.
En definitiva, independientemente de la marca de vehículo y de que el cambio sea manual o automático, tenemos que pensar que su propio funcionamiento genera restos de virutas de acero y que las temperaturas de trabajo van a provocar que las propiedades del aceite se vean mermadas. Con lo cual, por seguridad y por alargar la vida de la caja de cambios, es aconsejable realizar un mantenimiento periódico de este fluido.
El mantenimiento de la transmisión
Es cierto que, en las cajas de cambio manuales, los fabricantes incorporan, o en el tapón de vaciado de aceite o en un alojamiento en la parte inferior de la caja de cambios, un imán, cuya misión es recoger los restos de virutas de las que hablamos, generadas por el rozamiento interno de los piñones, pero nunca está de más cuidar su mantenimiento.
Por otro lado, algunas cajas de cambio automáticas incorporan un filtro de aceite en su parte inferior, que puede ir en el mismo cárter o independiente, según modelos, y que se encarga de filtrar las impurezas del aceite.
En cualquier caso, lo realmente importante es que muchos de los problemas y averías que tienen las cajas de cambio automáticas se podrían haber evitado con un mantenimiento a su debido tiempo.