La correa de distribución es un elemento del motor indispensable para los vehículos. Su función es la de cerrar y abrir las válvulas del motor cuando sea preciso. Por norma general, se aconseja que sea sustituida con el paso del tiempo y de los kilómetros. Y cuando se haga el cambio que se haga junto a la bomba de agua. Para así evitar desmontar las piezas dos veces. Además de que reducen riesgos de averías.
Cuándo cambiar la correa de distribución
Las correas de distribución se refuerzan con fibras altas de resistencia para alargar su vida útil. Bien es cierto que son más ligeras, menos costosas, pero duran menos que las cadenas de distribución.
Por ello, se recomienda que para la correa de distribución se realice el cambio una vez superado el rango entre 60.000 y 160.000 kilómetros, dependiendo de lo que recomiende cada fabricante para cada modelo concreto. No obstante, también deberemos tener en cuenta otros factores como el uso que le demos al vehículo, la temperatura, el clima…
De modo que, íntegramente depende del tipo de motor y las características del propio coche. Si no se llega a los kilómetros indicados, es preferible hacer el cambio entre los cinco y seis años de vida. Y siempre y cuando haya indicios de desgaste en la correa, ruidos extraños, fugas de aceite, mucho humo por el escape, etc.
Cómo saber si ha llegado al final de su vida útil
A la hora de conducir tienes que ser consciente de que hay muchos factores que pueden influir. Por ello, debes mantener correctamente la correa de la distribución para evitar averías y así alargar la vida de tu coche.
De esta manera, consigues que la reparación no suba de precio por evitar a tiempo posibles fallos o problemas que pueden agravarse si no realizas el mantenimiento adecuado.
Primero de todo, necesitas asegurarte antes que nada realizar un análisis visual, no ver grietas ni roturas con el fin de que todos los elementos funcionen correctamente. Si no hay espacio suficiente entre las piezas, puede haber un desgaste anormal.
Además, en caso de que oigas algún ruido extraño a la hora de acelerar o incluso con el motor en marcha pero el vehículo parado, puede deberse a que la correa haya perdido tensión.