Siguiendo estos consejos puedes hacer que esta pieza dure lo máximo posible
Hoy en día, no hace falta ser un súper piloto o tener un gran coche para que el vehículo tenga turbo. Los motores con turbo cada vez más ocupan nuestras carreteras y los coches turboalimentados pueden ser conducidos con facilidad por cualquier persona.
No obstante, no es lo mismo conducir un coche con motor turbo que un coche con motor atmosférico. En los turboalimentados tenemos que llevar a cabo ciertas pautas para que la vida de esta pieza dure lo máximo posible y no se dañe.
¿Qué debemos evitar en los coches con turbo?
En primer lugar, no debemos arrancar un coche turbo con el acelerador pisado. Sobre todo, en los motores diésel. En cambio, si pisamos el embrague ayudaremos al motor de arranque a poner en marcha el vehículo.
También es importante que esperes un instante antes de ponerte en marcha. Arranca el motor y mientras coge temperatura, aprovecha para colocarte, ponerte el cinturón, la música, etc, y una vez la temperatura haya llegado a todas las piezas móviles y el aceite las haya lubricado, comienza a moverte.
Igual que al arrancar, antes de parar el motor mantenlo un tiempo a ralentí. Esto viene especialmente bien si has conducido con acelerones, pues así la turbina bajará de revoluciones y se lubricará correctamente. Si se apaga el coche de golpe, el turbo girará por la propia inercia, pero sin lubricación.
Algo que tampoco es recomendable conducir con marchas largas y revoluciones bajas. Esto puede causar averías en el motor por la acumulación de depósitos. Tampoco es una buena práctica para el turbo cambiar de marcha de manera brusca.
Realizar un buen mantenimiento de tu vehículo es una de las mejores prácticas que puedes hacer para tu turbo y tu coche en general. Con ello, permitirás que siempre circule lubricado con aceites de calidad y evitarás averías.