El filtro del habitáculo (también conocido como filtro antipolen) es fundamental para asegurar la máxima calidad del aire que llega al interior del vehículo.
Precisamente, esa función de filtrado de particulas procedentes del exterior le ha otorgado el ser conocido como ‘filtro antipolen’, por esa capacidad para retener el polen y otras partículas de suciedad que pueden afectar al confort, incluso a la salud, de los ocupantes de un vehículo.
No obstante, el ser conocido como tal hace que mucha gente piense que su función es únicamente esa, con lo que sólo sería necesario en primavera. Sin embargo, esta idea no puede estar más lejos de la realidad.
De hecho, una de las consecuencias de un filtro de habitáculo sucio y obstruido es que permite que los cristales se empañen con más facilidad mientras conduces en otoño e invierno, con las molestias que ello provoca, por no hablar del peligro que ello puede suponer.
Los problemas de un filtro del habitáculo sucio
Cambiar el filtro del habitáculo es una operación sencilla y económica, sobre todo, teniendo en cuenta las consecuencias que puede tener para nuestro vehículo y nuestra salud a largo plazo no hacerlo.
Y es que, una sencilla operación de mantenimiento como puede ser sustituirlo periódicamente —dependiendo de por dónde circulemos habitualmente, puede ser aconsejable hacerlo una vez al año— nos ayudará a evitar muchos problemas ¿Cuáles?
- Como decíamos, un filtro en mal estado hace que cristales se empañen con frecuencia, así como que sea más difícil desempañarlos.
- Además, se produce un mayor gasto en combustible: los sistemas de climatización deben trabajar más y, por lo tanto, se consume más energía.
- También pueden aparecer problemas en el ventilador: cuando el filtro se satura, no deja pasar el aire, por lo que el motor del ventilador debe trabajar más. Además, la suciedad que el filtro ya no es capaz de retener puede adherirse al ventilador y provocar que el motor de este se gripe e incluso llegue a quemarse.
- Asimismo, pueden presentarse olores desagradables e impurezas en el aire: si el filtro no se encuentra en buen estado pueden proliferar las bacterias y ácaros, que terminan suspendidos en el aire o acumulándose en conductos y superficies del vehículo provocando problemas de salud y mal olor.
- Por último, es posible que se produzca un mal funcionamiento del aire acondicionado: la suciedad puede obstruir y hasta perforar el evaporador (donde se enfría el aire).
Por otra parte, los cambios de temperatura no son los únicos culpables de que los cristales de tu vehículo se empañen. La existencia de polvo en su superficie también, ya que las pequeñas partículas que lo componen actúan como elementos absorbentes que atraen el agua y terminan convirtiéndose en vaho o gotas más grandes.
Por eso es importante mantener el coche limpio por dentro y ahí entra en acción el filtro antipolen, que también se encarga de retener las partículas de polvo, ácaros y bacterias evitando que accedan al interior del vehículo.