Fidelidad y fiabilidad son las dos palabras que mejor definen la historia de Jim O’ Shea. Este conductor de Missouri (Estados Unidos) ha conseguido acumular más de un millón y medio de kilómetros en su Volvo 740 GLE, el coche que compró nuevo allá por 1991.
La razón por la cual ha conservado el vehículo durante treinta años se debe a que, en aquel entonces, se prometió a sí mismo que alcanzaría a sus mandos esa mágica cifra ¿Por qué?
Cuando hace tres décadas O’ Shea se propuso comprar un coche, acudió al concesionario West County Volvo y realizó los trámites para adquirir su 740. Jim cuenta que, aquel mismo día, un veterano cliente apareció con un modelo de 1961 que había recorrido un millón de millas.
Esa imagen le hizo pensar que el también podría lograrlo, y así se lo prometió a un familiar cercano, propietario de un concesionario Ford que no se tomó muy bien la compra del protagonista de esta historia.
Un millón de millas
Finalmente, 30 años después, el cuentakilómetros terminó de girar por completo, volviendo en 2022 a mostrar seis ceros. Es decir, un millón de millas, algo más de 1,6 millones de kilómetros a lo largo de los cuales el 740 no le ha dado demasiados sobresaltos a su propietario más allá (eso sí) de un cambio de motor y dos de transmisión. Averías aparatosas, pero fruto del desgaste.
No en vano, Jim se ha tomado muy en serio el mantenimiento de su coche durante todo este tiempo, con el punto de mira puesto en alcanzar el millón de millas recorridas.
Y aunque él mismo no se lo propusiera, ha logrado entrar con su viejo coche en el ránking de los 10 automóviles con mayor kilometraje del mundo.
Un ránking que encabeza, según el Libro Guinness de los Récords, otro Volvo, un P1800S de 1966 que cuenta ya con más de 3,2 millones de millas (más de 5 millones de kilómetros) .
El mismo concesionario donde Jim O’ Shea compró su Volvo 740 GLE le ha cedido ahora por dos años un moderno Volvo S60 de forma gratuita. No obstante, Jim ya avisa que seguirá rodando con su fiel amigo. Según él, todavía le queda ‘cuerda’ para rato…