Llega el buen tiempo y con él, las altas temperaturas aumentan. Esto significa que se hace más frecuente el uso del aire acondicionado. Pero en realidad ¿sabes cómo se usa de forma eficiente y cómo funciona? ¿Podrías decir qué partes lo componen?
Como sabes, en un coche y más cuando vas a realizar un viaje, el aire acondicionado pasa a ser parte de la familia. Un elemento imprescindible en nuestros trayectos. Para ello, los fabricantes de automóviles cada vez mejoran sus condiciones e incorporaran nuevos sistemas para hacer la conducción mucho más segura y cómoda.
No obstante, es un elemento que hay que cuidar (durante todo el año), puesto que los sistemas de climatización tienden a estropearse con frecuencia, aunque aparentemente los coches modernos no tengan ningún problema para regular la temperatura al gusto del conductor y sus pasajeros.
Antiguamente se colocaban bloques de hielo en un recipiente y disponía de un ventilador que se movía mediante el eje de las ruedas del coche de caballos para impulsar el aire. Aunque no fue hasta 1939 cuando llegó el primer sistema de refrigeración.
Por eso, es importante contar con un buen sistema de aire acondicionado o climatización en correcto funcionamiento de tal manera que el aire en el interior se va renovando constantemente.
¿De qué partes está compuesto el aire acondicionado?
Gas refrigerante: antes se usaba el gas R123a pero ahora desde 2018 se viene usando el R1234yf por ser menos dañiño para el medioambiente.
Compresor: es el encargado de aumentar la presión del gas y lo hace mediante la correa de accesorios y electrónicamente con el interruptor de A/C.
Filtro deshidratador: está situado entre el compresor y el condensador con el objetivo de filtrar y secar los restos de humedad.
Condensador: se coloca en la parte frontal del vehículo y por delante del radiador del motor. Es el que produce el cambio de estado de gas a líquido.
Válvula de expansión: regula el paso del líquido refrigerante para controlar la expansión del fluido a una alta presión y así evitar que se produzca la congelación.
Evaporador: es un radiador más pequeño que el condensador y se sitúa en el mueble de la calefacción para enfriar el aire que traspasa. Produce el cambio de líquido a gas. Además de pulverizar el líquido que lleva consigo.
Ventilador del habitáculo: introduce el aire al interior del habitáculo.
Termostato: regula la temperatura del interior de forma manual o automática. Además de activar o desactivar el embrague electromagnético del compresor según la temperatura.
Presostatos: son los encargados de cortar la alimentación eléctrica si hay presiones erróneas. Baja o sube la presión gracias a su conexión con la primera y segunda velocidad del ventilador.
Tuberías: alojan el gas refrigerante y se distinguen por su diámetro, suelen ser más estrechas a alta presión y anchas a baja presión.
Cada uno de los componentes deben estar bien sincronizados para que la temperatura alcance el nivel de confort deseado.
¿Cómo funciona este elemento?
El compresor aumenta la presión del líquido, de tal manera que lo aspira para pasar a estado gaseoso en baja presión. Y de ahí, nuevamente permite el cambio a líquido. Por lo tanto, debe aspirar y comprimir el fluido ya que si no se realiza correctamente puede provocar averías.
Por consiguiente, el gas llega al condensador para producirse el cambio de estado. A su vez, comienza a cambiar de una alta temperatura a una baja a raíz del aire que entra dentro del vehículo.
Entonces, el fluido sale en forma de líquido al filtro para dejar atrás las impurezas y los restos de humedad. De esta forma, dicho fluido llega a la válvula de expansión para evaporarse. Esto último permite que se produzca dicho cambio y se pulverice el líquido para que la presión alcance entre 10-20 bares y una temperatura de 50-60ºC. Así varios ciclos.
Aunque todo el proceso no es posible sin la regulación de los presostatos y termostatos que comprimen la presión para que funcione bien y la temperatura esté en el ambiente. Y nada de esto puede funcionar si no está lubricado el interior por lo que requiere de aceite lubricante especial y así evitar futuras averías.