Son un elemento a revisar al menos una vez al mes
Los neumáticos de nuestro vehículo son la única parte que toca el asfalto, por lo que siempre deben estar en condiciones idóneas. Te mostramos lo que tienes que saber para llevar tus ruedas siempre en perfecto estado y cómo debes hincharlos hasta cómo sufren y qué puede ocurrir si los llevas con exceso o falta de presión.
Siempre que queramos saber cual es la presión que deben llevar nuestros neumáticos miraremos en los tres sitios donde generalmente viene indicada: el marco de la puerta del conductor, la tapa del depósito y el manual de usuario.
Veremos una tabla con dos columnas que dividen la presión de los neumáticos delanteros de la de los traseros, además de varias columnas que indicarán las presiones con distintas cargas, como, por ejemplo, un solo pasajero o el coche ocupado por completo y con equipaje. Si tomamos este ejemplo, lógicamente, nos indicará que la presión de nuestras gomas será menor con un solo ocupante que con cinco y la carga.
Puede ocurrir que tu coche con el tiempo se haya borrado, (o que simplemente porque no lo encuentres ubicado), no aparezcan los datos de las presiones. Por lo que como norma general en turismos convencionales y para salir del paso puedes inflar tus ruedas con una presión de 2 a 2,5 bares. Una vez investigues y encuentres la presión indicada por el fabricante, ponla cuanto antes.
Para saber si las ruedas de tu coche están deshinchadas puedes tener suerte, pues todos los coches fabricados desde 2014 deben llevar un testigo de la presión de los neumáticos. Aunque si tienes un vehículo más antiguo también puedes mirarlo con un simple vistazo, al ver que una de tus ruedas se abomba en la parte inferior. Si es tu caso, acude cuanto antes a una gasolinera para inflarlas.
Como inflar la rueda
Las máquinas medición de presión y carga de aire de las ruedas, o manómetros, se encuentran en numerosas gasolineras, algunas son gratuitas y otras de pago y funcionan de manera muy simple.
En primer lugar, retira el tapón de la válvula de tu rueda e introducimos el tubo de inflado presionando la pestaña hasta que una vez dentro de la válvula se acople y no pierda aire. No te preocupes si al ponerlo escuchas un ‘pssst’ de que el neumático está perdiendo aún más aire, es totalmente normal y pasa hasta que encajamos bien el tubo en la válvula. Una vez hecho esto, nos iremos al manómetro, que puede ser de dos formas: digital, donde indicaremos la presión exacta con las teclas y se detendrá automáticamente cuando llegue a esa cifra, o bien uno clásico, donde encontraremos un botón (+) y otro (-). Los iremos pulsando, en el caso del (+) para aumentar la presión de la goma hasta llegar a la presión recomendada y (-) para disminuirla, en caso de habernos pasado.
Circular con las presiones bajas o altas
Una rueda con una presión inadecuada puede propiciar muchas cosas. Desde un gasto mayor de combustible, a una conducción menos agradable, falta de confort en el coche e incluso un accidente. Si llevamos el neumático con poco aire, se deformará por los laterales más que por el centro elevando sus temperaturas hasta reventar el neumático. Por el contrario, si lo llevamos con exceso de aire nos desgastará más por el centro de la goma y tendrá menos superficie de contacto, algo que afectará a la frenada el control y la estabilidad, pudiendo reventar también la rueda.