Quedarnos sin carburante es una situación que puede acarrear sanción por parte de las autoridades
En numeroso ocasiones hemos hablado de la reserva de combustible de un vehículo. También hemos hablado de cuánto suele durar y de por qué no debemos acostumbrar a nuestro coche a circular, con el tanque de gasolina o diésel bajo.
Y es que quedarse sin gasolina es algo que todo conductor debe evitar en carretera, y para hacerlo, es conveniente prever la rutas que vamos a realizar, sobre todo si el viaje es largo y saber dónde puede haber una estación de servicio para repostar.
Pero pongámonos en lo peor. Viajamos con nuestro coche, nos despistamos y de repente vemos que el vehículo se detiene porque hemos ignorado la luz de reserva y se ha quedado totalmente sin carburante. ¿Qué es lo que sucede en estos casos?
Lo que pasa si nos quedamos sin gasolina
Antes de nada, diremos que los coches suelen tener una reserva de aproximadamente entre 45 y 150 km, dependiendo del modelo. Aunque seguro que podemos consultar este dato en el manual de nuestro coche. No obstante, 45 km ya son muchos, y no parará repostar supone un despiste realmente grande.
Así pues, si tu coche se queda sin gasolina o diesel, como bien hemos dicho, se detendrá. Bien es cierto que puedes llamar a la grúa para que te lleve, sin embargo, muchas aseguradoras no se hacen responsables de coches que se quedan en carretera sin carburante.
Ante este panorama, solo quedan dos opciones:
- Ir a por gasolina tú mismo: puedes ir a pie hasta la estación de servicio más cercana, pero posiblemente si estés haciendo un viaje largo por carretera o más aún por una vía secundaria, tendrás que andar unos cuantos kilómetros. Además, tendrás que comprar una garrafa homologada para poder llevar la gasolina de vuelta, pues si no lo haces las autoridades podrían multarte con 3.000 €.
- Llamar a la policía: si renuncias a ir por el combustible y quieres asumir la multa, pero por lo menos salir de ahí, la infracción podrá variar en función de lo que considere el agente que puede costar salvar el vehículo de donde esté. En este caso, el importe oscilará entre los 200 y los 3.000 €.
De modo que quedarse sin carburante puede suponer desde una pequeña infracción por un despiste que suponga 200 € si avisamos a las autoridades hasta un máximo de 6.000 si vamos nosotros a buscar el combustible y lo traemos de vuelta donde no debemos.