El ‘caravaning’ está experimentado un gran crecimiento en España en los últimos años. Un auge que la pandemia disparó y que, a pesar de que la situación sanitaria ha mejorado, se mantiene.
No obstante, para muchos este es un ‘mundo’ en el que muchos conductores apenas tienen experiencia por lo que no está de más dar a conocer algunas singularidades de este tipo de vehículos, tanto si adquirimos uno (nuevo o usado) como si lo alquilamos.
Consumo eléctrico
Como puedes imaginar, tanto las furgonetas camperizadas como las autocaravanas soportan un gran consumo eléctrico debido a que sus elementos tienen que alimentarse para poder ‘vivir sobre ruedas’.
En este sentido, debes saber que cuentan con una batería (como cualquier otro vehículo) que acumula energía para realizar el arranque y poder ofrecer apoyo al resto de componentes. Esto es posible gracias a un alternador (como el que utiliza cualquier vehículo).
Sin embargo, en este caso hay algunos elementos diferentes que requieren de energía ‘extra’ para poder funcionar. De hecho, la batería que incorporan estos vehículos es insuficiente para satisfacer la gran demanda eléctrica que requieren y, por tanto, necesita una batería auxiliar. Ésta trabaja desde el alternador también, pero tiene un circuito independiente para que su consumo no afecte directamente a la principal y no se descargue.
Esta batería secundaria proporciona energía a elementos como la iluminación, la nevera, los puertos de carga USB… Pero eso no es todo, ya que se puede añadir una corriente externa a la propia red eléctrica con una capacidad de 220 V.
Cuántos tipos de baterías existen
Las baterías auxiliares deben tener una mayor capacidad que las convencionales, de manera que puedan dar el servicio necesario sin llegar a descargarse más de un 50%, lo que resultaría poco adecuado para su vida útil. Lo aconsejable, por este motivo, es que superen al menos los 100 amperios/hora.
El consumo medio diario (puede oscilar mucho dependiendo del equipamiento) de una camper se sitúa en unos 50 amperios, por ello es aconsejable disponer de la mayor capacidad posible para evitar descargas profundas por debajo de ese 50% antes de mover el vehículo y que se produzca la recarga.
También existe la posibilidad de alimentarla mediante la instalación de una placa solar, lo que garantiza su recarga incluso cuando se está detenido.
¿Todas las baterías sirven?
Para tu conocimiento, las baterías clásicas de ácido no son recomedas para este uso, debido a que no soportan ciclos de carga y descarga, resultan más pesadas, voluminosas y no se pueden tumbar.
En cambio, las más frecuentes para este tipo de vehículos son las AGM (Absorbed Glass Material) porque tienen una larga vida, no necesitan mantenimiento, los tiempos de recarga son más rápidos y rinden a bajas temperaturas.
Otras baterías comunes son las de gel, que además proporcionan grandes ventajas. Si bien son más caras, pueden durar por encima de los 10 años, están selladas, se colocan en cualquier posición, su voltaje es muy estable, aguantan bien las vibraciones y los picos de arranque de cualquier componente.
También se pueden instalar las baterías de litio: son un poco menos habituales, pero tienen un gran almacenamiento de energía, rinden mucho más y toleran descargas profundas, sin embargo, su precio no gusta tanto. También son más pequeñas y ligeras, y por eso queda a gusto del consumidor disponer de ella.