Puede que el vehículo tenga un defecto desde el momento de abandonar la línea de montaje
Cuando nos compramos un coche nuevo, lo normal es que pensemos que todo está como debe y que no vamos a tener ningún tipo de problema. Ya que justamente el hecho de comprarlo sin que nadie más lo haya usado, se supone que es una garantía de que no tendrá ninguna avería.
No obstante, puede ocurrir algo como lo sucedido, recientemente con los airbags de los vehículos Audi, BMW y Škoda, por lo que más de 300.000 coches en España tendrán que ser llamados a revisión por encontrarse con un defecto de fábrica en sus airbags.
Lo normal es que las propias marcas sean las encargadas de avisar a los propietarios para que acudan a sus servicios oficiales para reparar los desperfectos, sin embargo, en ocasiones, este aviso no llega. De hecho, la UE obliga a informar no solo a los clientes, sino también a las autoridades encargadas de los fallos que puedan aparecer en los productos.
Cuál es el proceso
Es cierto que cada modelo se somete a numerosísimos controles de calidad para garantizar su seguridad y que no tenga fallos en carretera, al igual que los proveedores que suministran componentes para los vehículos, por ejemplo, Takata como en el caso de los airbags.
No obstante, la posventa del sector puede encontrarse alguna anomalía en los vehículos. Si esto pasa, se tiene que informar directamente a las asociaciones de este sector y entregar todos los datos relacionados con el coche para detallar ese fallo concreto de fabricación.
Tras ello, el informe realizado por el taller de la red de posventa se manda a la base de datos de la DGT, y ésta se encarga de comunicar a los propietarios de revisar su vehículo, por si tuviera una anomalía como la indicada.
En el caso de que esto suceda, la reparación deberá ser completamente gratuita y pagada por el fabricante. Y si se detecta que el fallo es de fabricación, tendrá que hacerse cargo a pesar de que el periodo de garantía haya expirado.