La industria de la automoción se ha caracterizado, desde sus inicios, por una marcada presencia masculina en todas las ramificaciones, desde la vertiente industrial hasta la comercial, incluso en la de posventa. Con el paso de los años la mujer ha ido tomando una mayor relevancia si bien en algunos ámbitos aún hay un marcado dominio masculino que podría llegar incluso a los propios coches.
¿Son machistas los coches (o al menos su diseño)? ¿Contribuyen a la desigualdad entre mujeres y hombres en seguridad vial? ¿Los fabricantes y las instituciones pasan por alto la seguridad pasiva de las ocupantes de los vehículos basándose en parámetros masculinos?
Las respuestas, afirmativas, las encontramos en un estudio del Instituto de Biomecánica de Valencia, inscrito en el proyecto Diamond financiado por la Unión Europea y coordinado por el centro tecnológico Eurecat.
El informe, titulado ‘El vehículo autónomo visto con gafas violeta. Ideas para un coche autónomo más inclusivo y equitativo desde la perspectiva de género’, tiene como objetivo conseguir la igualdad en los coches autónomos y conectados que vendrán, superando las barreras que existen en la automoción tradicional en términos de género.
Para la realización del estudio, han basado sus criterios en parámetros tales como la altura, el peso y el comportamiento del cinturón de seguridad según la fuerza generada en el impacto. Con ello la conclusión ha sido unánime: el diseño de los coches actuales no respeta la fisionomía femenina.
La fisionomía masculina manda
Y es que, según este informe, el diseño de los coches continua centrándose en la fisionomía masculina a la hora de aportar avances sobre seguridad, algo que no repercute positivamente en la clientela femenina.
De este modo, los automóviles actuales no están diseñados específicamente pensando en las características físicas y el papel que desempeña la mujer durante los primeros compases de la vida de un recién nacido, así como durante la gestación.
Los argumentos más contundentes para inspirar un cambio de rumbo en la industria se encuentran en la seguridad pasiva de los vehículos y el tipo de investigación que se ha llevado a cabo por parte de los fabricantes y las agencias de calificación de seguridad en los vehículos.
Citando numerosos trabajos de investigadores, el estudio, coordinado por Begoña Mateo, lamenta el uso de maniquíes de antropometría y biomecánica masculina, que han sido los únicos utilizados para hallar daños físicos en las pruebas de choque frontal, lateral o del cinturón de seguridad.
Las agencias como EuroNCAP sí utilizan en la parte trasera ‘dummies’ infantiles y, aunque al fin se está utilizando un maniquí femenino para estas pruebas, el estudio lamenta que solo abarca un 5% del biotipo femenino. En realidad, «es un maniquí masculino a escala reducida», según Begoña Mateo.
Las mujeres, expuestas a mayor riesgo
El estudio denuncia que estos ‘dummies’ de mujer siempre están colocados en el asiento del acompañante, nunca frente al volante, cuando hay millones de mujeres que conducen cada día.
Asimismo, el trabajo apunta que la protección de mujeres embarazadas tampoco está lograda: para el 64% de las que superan los seis meses de gestación no es válida la protección de cinturón de seguridad. En este sentido, recuerda que el índice de mortalidad fetal más alto se da en accidentes de tráfico.
El informe asegura que una ocupante femenina cuenta con un 47% más riesgo que un hombre de sufrir lesiones graves en un siniestro y que el porcentaje sube al 71% cuando se habla de lesiones moderadas.
De igual forma, la probabilidad de un desenlace mortal de las mujeres sería un 17% mayor que el de los hombres.
Repensar el diseño de los coches
Con estos datos en la mano, el IBV ha presentado una guía específica en la que se recopilan los diferentes avances que deben hacerse en los vehículos autónomos de próxima generación.
En la exposición de las mencionadas especificaciones, además de enfocarse sobre el género femenino, también hace lo propio con otro tipo de segmentaciones de edad y fisionomías, tales como niños pequeños o que presenten algún tipo de minusvalía física.
Uno de los aportes más destacables que presenta esta guía se refiere a la necesidad de crear mayores espacios interiores donde se pueda flexibilizar las ubicaciones o la combinación de los diferentes elementos internos, tales como asientos o -de ser posible- mesas interiores, todo de cara a mejorar la interacción entre los pasajeros. Esto iría en consonancia con otros elementos de menor calado como la adaptación de la iluminación interior a diferentes factores o situaciones.