Hace unos días comentábamos el margen de error que tienen los medidores de combustible por diferentes factores. Ahora nos vamos a centrar en saber si se pueden averiar y las causas que lo provocarían.
Ahora hay modelos que no llevan el cuentarrevoluciones o que se ahorran algunas instrumentaciones para englobarlas dentro de las pantallas. Pero lo que siempre estará, con aguja o sin ella, es el medidor del combustible.
Su función es muy sencilla, pero importante, ya que nos avisará de la cantidad de combustible restante en el depósito y nos alertará si hemos entrado en la tan temida reserva. Ante cualquier duda de que pueda tener un fallo lo mejor es acudir cuanto antes a nuestro taller de confianza para que nos lo solucionen.
Posibles averías
La aguja no baja: los medidores analógicos lo más habitual es que la aguja pueda quedar atascada en una posición determinada. Puede que no baje porque se ha encallado en el máximo, o que no suba porque lo ha hecho en el mínimo.
El medidor no marca bien: de más o de menos con respecto a la cantidad de combustible real que hay en el depósito. Es posible que la sujeción al eje se haya aflojado y se deslice un poco hacia abajo con baches o vibraciones fuertes.
La aguja sube y baja: o hasta “baila” en una serie de rápidas fluctuaciones del nivel de combustible. Puede ser que se mueva con frecuencia con las curvas, cambios de velocidad y desniveles. Esto sucede cuando algún sistema ralentizador se ha roto o descolocado, por lo que los movimientos del combustible de la gasolina se transmiten directamente al cuadro de mandos. Como la boya se mueve continuamente en el tanque. Si no hay ningún elemento mecánico o electrónico que mantenga la aguja estable solo se obtendría una medición parados o a una velocidad constante y en llano. Si la aguja se mueve en parado, la avería normalmente se encuentra en un sensor.
¿Se puede saber si falla?
Tenemos que empezar a preocuparnos si vemos que el reloj de gasolina hace cosas raras cuando circulamos de forma normal. Las variaciones en pendientes o en fuertes curvas podemos dejarlas como parte del funcionamiento normal, al menos en los coches más antiguos.
Si la aguja no se mueve de la posición de reposo y tampoco funciona la luz de reserva, las causas pueden ser varias. El circuito eléctrico puede estar cortado, bien físicamente por un cable roto o bien por un fusible fundido, así como por una falta de masa. También es posible que el propio reloj indicador esté averiado, o el fallo puede provenir de un aforador de combustible defectuoso.
Si el nivel de la gasolina fluctúa mucho en condiciones normales, es posible que se deba a un problema de masa incorrecta o también a que el depósito pueda estar deteriorado y se hayan podido desprender algunas de sus paredes de contención internas, dando lugar a mayores movimientos del combustible.
Este problema también puede deberse a algún problema eléctrico del aforador o del propio reloj, así como a un problema físico de la boya del aforador, que podría quedar atascada por suciedad acumulada. Si el problema está en la luz de reserva, que no se enciende, puede que se haya fundido la bombilla del cuadro de relojes.
En caso de que el problema sea que el reloj da una lectura fija, independientemente de su posición, el fallo puede estar en un aforador atascado o en un medidor de gasolina defectuoso.