Si hace tiempo que no revisas tus pastillas de freno, es probable que ya toque echarles un ojo. El aumento de distancia de la frenada o los chirridos metálicos pueden ser indicios para empezar a plantearse visitar el taller.
No obstante, para el cambio de pastillas de freno, deberías considerar antes algunos aspectos ¿Qué pastillas debo montar? ¿Pueden ser peligrosas las de bajo coste? ¿Qué impacto tienen sobre los frenos las pastillas más caras? Muchas preguntas se ciernen sobre esta operación de mantenimiento, que cobra mucha importancia para la seguridad de tu coche.
Las pastillas de freno: un gran aliado
No cabe duda de que el sistema de frenado es un elemento indispensable para el funcionamiento del automóvil. La seguridad a bordo depende, en mayor o menor medida, del desarrollo de dicho sistema. En este sentido, la elección de pastillas de freno es sumamente importante, ya que compromete más del 60% de la calidad de frenada.
Seguro que habrás escuchado en alguna ocasión que un coche que corre mucho, también debe frenar mucho. De esta forma, debemos contar con unas pastillas que respondan bien frente a una frenada de emergencia. Y además, como se analiza en este estudio, queremos que sean duraderas, silenciosas y confortables durante la marcha.
¿Cuándo cambiar las pastillas?
Según los expertos hay tres factores principales que determinan la calidad de unas pastillas de freno. Según las voces más expertas, existen tres criterios esenciales: coeficiente de fricción, temperatura de funcionamiento y vida útil.
Sobre este último parámetro cabe señalar que unas pastillas estándar suelen contar con unos 12 mm de grosor, y al rozar los 2 mm, ya se recomienda el cambio. Traducido a kilómetros, y asumiendo una conducción normal, en terrenos ‘amables’, el cambio de pastillas delanteras suele realizarse a los 40.000 km, aunque depende mucho del tipo que sean. Las traseras tienen una mayor duración.
No obstante, lo mejor será acudir periódicamente al taller a realizar una revisión general, por ejemplo una vez al año. Los especialistas te comunicarán las operaciones de mantenimiento necesarias, entre ellas cuándo habrá que cambiar las pastillas de freno. En las ruedas delanteras, en las traseras o en todas.
¿Qué pasa si no se cambian?
Alargar el cambio de pastillas no solamente puede ser peligroso al perder el vehículo eficacia en la frenada. También puede causar daños en el disco, una pieza que será bastante más cara de sustituir.
Y después de cambiar las pastillas, hay que tener especial cuidado porque tardan en asentarse y funcionar con toda su eficacia. Para conseguirlo, habrá que rodarlas durante los primeros 300 kilómetros, evitando exigirles demasiado para que no se calienten en exceso, lo que afectaría al material de fricción y, por tanto, a su vida útil, perdiendo parte de sus cualidades a la hora de detener el vehículo.