Todo vehículo necesita un buen mantenimiento. Y uno de los sistemas que debe centrar la atención de todos los conductores es de la refrigeración del motor, y más en verano. Esto es clave para garantizar que funcione correctamente, con seguridad y sin problemas en la carretera.
En efecto, en esta época del año en la que aumentan los desplazamientos conviene revisar los principales elementos, y muy especialmente os que están implicados directamente con el sistema de refrigeración, cuya influencia en la vida útil del vehículo es determinante.
¿Es verano, la época donde más afecta el calor a los vehículos?
Al contrario de lo que sucedía décadas atrás, los coches modernos no tienen por qué fallar en condiciones de calor extremas, pero aún así, esto no quiere decir que no debamos someterle a sus revisiones pertinentes.
Esto se debe a que en verano hacemos más cantidad de desplazamientos por lo que aumenta la posibilidad de sufrir averías. Todo a consecuencia de las altas temperaturas, unido a los kilómetros recorridos, que provocan que el motor sufra más (sobre todo si está mal mantenido) y pida parar.
El sistema de refrigeración
El sistema de refrigeración es el encargado de disipar el calor generado en el motor para que éste no se sobrecaliente. Ten en cuenta que un motor de combustión típico funcionará de manera más eficiente alrededor de los 93ºC (o 200ºF).
Es decir, a temperaturas más altas, por lo que si no está bien lubricado y refrigerado, las piezas de metal pueden llegar a bloquearse, incluso, fusionarse (lo que se conoce como gripado del motor).
Por tanto, este sistema en su óptimo estado eliminará estos riesgos. Sin embargo, si se encuentra defectuoso, es posible que no pueda funcionar como debe y, por tanto, llevaría al motor del vehículo a sobrecalentarse.
¿Cómo funciona?
El sistema de enfriamiento o refrigeración es un circuito cerrado que se encarga de gestionar la temperatura del motor, por tanto, permite que circule el líquido refrigerante que lo que hace es disipar el calor presente en el motor. Así, el sistema utiliza un proceso circular para garantizar que se mantengan los niveles de temperatura constantes.
De esta forma, funciona haciendo pasar fluido (impulsado por la bomba de agua) constantemente por el bloque del motor. Así, a medida que el líquido pasa por los canales del motor, absorbe calor. Y al completar su recorrido, el refrigerante vuelve al radiador por la parte superior donde vuelve a perder temperatura, para así, volver a completar el recorrido.
El sistema de refrigeración se compone de:
- Líquido refrigerante
- Bomba de agua y manguitos
- Termostato
- Ventilador
- Radiador
Consejos a seguir para un buen mantenimiento
- Verifica los niveles de refrigerante con frecuencia, especialmente si ves refrigerante debajo del automóvil después de haber estado estacionado por un tiempo, ya que podría significar que hay una fuga en el circuito.
- Reemplaza el refrigerante cada dos años. Se recomienda además purgar el circuito.
- En caso de que el refrigerante esté oxidado o descolorido, significa que hay una corrosión, por lo que deberá ser reemplazado antes de ese plazo.
- Comprueba el estado de los componentes como el radiador, el ventilador y especialmente la bomba de agua. Debes reemplazarlos cuando sea necesario.
- Y no te olvides de la correa de distribución, puesto que si ésta se avería puede provocar que la bomba de agua no funcione y, por ende, provoque un fallo catastrófico del motor.