Al igual que los vehículos de combustión interna, los eléctricos -y también los híbridos- requieren de mantenimiento y reparaciones, comparándolos con los coches de gasolina o diésel, los eléctricos sufren menos averías.
¿La razón? Que el motor de este tipo de vehículos es más básico que el de uno de combustión interna. Al tener menos piezas y sistemas implicados -no tienen correa de distribución, ni embrague ni tubo de escape, ni caja de cambios, entre otros-, hay menos probabilidad de fallo.
La batería, el elemento más susceptible de fallar en un eléctrico
El elemento principal en los vehículos propulsados por electricidad es la batería, por lo que hay que hacer especial hincapié por cuidar y alargar su vida útil ya que, según indican los fabricantes de eléctricos, con el paso del tiempo este componente se desgasta y tiende a perder autonomía.
A este respecto, la durabilidad de las baterías de litio que montan esta clase de automóviles es uno de los puntos que más se está investigando en el sector con el fin de mejorar su autonomía. En la actualidad, existen fabricantes que garantizan hasta ocho años de autonomía y se estima que la vida útil de una batería de coche eléctrico se encuentra entre los diez y los quince años. Si bien, hay detalles externos que dependen del mantenimiento y el cuidado que se les proporcione.
Ciclos de carga: deben ser lo menos numerosos y frecuentes en la medida de lo posible, cuando la batería presente niveles bajos y no antes.
Sistema de carga: no se recomiendan las cargas rápidas o con cargadores de alta potencia, si se quiere prolongar la vida útil de la batería del coche.
Velocidad a la que se circule de manera habitual.
El mantenimiento de un coche eléctrico
Los vehículos eléctricos necesitan mantenimiento como cualquier otro automóvil, por lo que, se debe tener en cuenta que estos poseen muchas piezas igual de propensas al desgaste o la avería que en cualquier otro vehículo.
Neumáticos. Hay que cambiarlos y vigilar su desgaste y rodadura para mantener la seguridad.
Sistema de amortiguación de un coche con batería eléctrica. No es muy diferente al de uno de combustión interna, se debe contar con las mismas precauciones, sustituciones y posibles averías.
Sistema de frenado. Las pastillas de freno sufren menos en un vehículo eléctrico por el sistema de frenada regenerativa pero, aunque existe menor desgaste, hay que vigilar su estado así como el nivel del líquido.
Líquido refrigerante de las baterías. No es el mismo que el que se usa en un coche tradicional, pero existe un líquido específico para los coches eléctricos. Debe cambiarse, según las especificaciones del fabricante. Lo más habitual es que se recomiende entre los 80.000 y 120.000 kilómetros la primera vez.
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