Poner atención y cuidado en lo que haces, suele ser la mejor fórmula para hacer bien cualquier cosa en la vida (¿recuerdas aquello de «despacito y buena letra» o «vísteme despacio que tengo prisa»?
Pues bien, ambos refranes o dichos tienen todo su sentido cuando hablamos de conducción y de cómo ahorrar en combustible y alargar, al mismo tiempo, la vida útil de tu vehículo.
No en vano, el ahorro de combustible tiene mucho que ver, entre otros factores, con nuestro estilo de conducción y con un buen mantenimiento de nuestro coche. Ya comentamos que el combustible es una de las partidas que más influye en el gasto de un vehículo. Entonces ¿cómo podemos, de verdad, ahorrar en carburante?
Consejos para ahorrar en combustible
Existen varias técnicas de conducción eficiente (y otros trucos relacionados, empezando por cuidar el coche) que funcionan bien y son fáciles de realizar. Y valen para todos los modelos, ya sean de gasolina, diésel, híbridos…
Los resultados se pueden comprobar fácilmente echando cuentas o poniendo el ordenador de a a bordo a cero. El ahorro puede ser superior a un litro de combustible cada 100 kilómetros.
Cuida el motor
Una operación tan básica como puede ser sustituir periódicamente (al menos, en los intervalos estipulados por el fabricante de tu coche) el aceite y su filtro ayuda al motor a funcionar mejor y pone la primera piedra de la reducción del consumo, el motor es más eficiente y las fricciones internas disminuyen. Además, lo notarás al volante, porque el coche irá, en general, más ‘fino’ que antes. El ahorro puede oscilar entre 0,1 y 0,4 litros cada 100 kilómetros ¿Merece la pena, verdad?
Cuida los neumáticos
Circular siempre con la presión recomendada por el fabricante (incluso, una décima por encima), permitirá también reducir el gasto, gracias a que se consigue una menor resistencia a la rodadura. Recuerda que la presión conviene revisarla al menos una vez al mes (o cada 1.000 km, lo que antes ocurra) y al hacerlo, hazlo con las ruedas frías, es decir, si tienes que desplazarte, no más de 2-3 km. Y si al final lo haces con las cubiertas calientes, incrementa en dos décimas el valor recomendado. El potencial de mejora con la presión óptima en los neumáticos puede rondar los 0,2 litros.
Aprovecha la inercia
Cuanto menos aceleres, menos consumes. Dejar que el coche se desplace por su propia inercia, sin presionar el pedal, es una de las soluciones maestras para recortar el gasto de combustible: puede llegar a suponer hasta medio litro menos.
En ciudad, conviene dejar de acelerar antes de llegar a los semáforos, y alcanzarlos llegando con el coche ‘a vela’, como si planeara sobre el asfalto. Y en carretera y autopista, tratar de aprovechar cada bajada para levantar el pie del acelerador (pero sin poner punto muerto).
Modera la velocidad
La velocidad es uno de los grandes enemigos del consumo, y basta reducirla ligeramente para empezar a notar los beneficios. En el uso diario, circulando entre el tráfico, resulta complicado sacar partido a esta solución, pero en los viajes por autopista sí que es factible. Bajar de 120 km/h a 110, por ejemplo, puede disminuir el gasto (según modelos) en torno a 0,3 litros cada 100 km.
Evita el control de velocidad
Activar el control de velocidad mejora la comodidad al volante, pero no resulta apropiado si lo que se busca en consumir lo menos posible. Entre otras cosas, porque en las bajadas, los sistemas tienden a ir frenando y acelerando para regular la velocidad, en lugar de dejar que el coche ruede libre, aprovechando la inercia. Y en las subidas suelen acelerar también más de lo necesario.
Apaga el motor en paradas polongadas
Si vas a estar un tiempo detenido, aunque solo sean un par de minutos, apaga el motor, pues si no estará gastando combustible de manera inútil. Dejar el coche encendido durante esas paradas no tiene, de momento, sanción económica, pero sí perjudica a tu bolsillo.
Haz un uso eficiente del aire acondicionado
En la mayoría de coches modernos, el compresor del aire acondicionado está desacoplado del motor, y su conexión apenas tiene incidencia en el gasto de combustible. Pero todo suma y, si la temperatura lo permite, apagarlo o llevarlo a una temperatura entre 21 y 23ºC ayudará a reforzar el ahorro
En vehículos más antiguos, si suele haber conexión física con el motor, y no utilizar el aire puede llegar a recortar el consumo hasta 0,5 litros cada 100 kilómetros.
Vigila cómo cargas el coche
El maletero del coche no es un trastero. Pero muchos conductores llevan bultos perpetuos en la zona de carga que no hacen sino elevar el peso total del vehículo. Transportar 100 kilos extra, por ejemplo, sube el gasto del orden de 0,3 litros.
Eliminar esos objetos innecesarios, y hacer también un equipaje de vacaciones razonable, sin pretender llevar media casa a cuestas, puede ahorrar 50 kilos y otra décima de consumo.
No entorpezcas la aerodinámica
Todo lo que sea romper la aerodinámica del vehículo e interrumpir el flujo del aire, va a hacer que este necesite más energía para moverse. Por eso, a altas velocidades no es recomendable circular con las ventanillas abiertas.
Ocurre lo mismo con las bacas y los cofres de techo: aunque sean prácticos para llevar más equipaje, afectan de manera negativa a la aerodinámica del vehículo y aumentarán el consumo. Por eso, si no es para un viaje en el que sean imprescindibles, conviene desmontarlos.
Apuesta por combustibles ‘premium’
Estos carburantes ayudan también a maximizar la eficiencia general de la mecánica, pero salen más caros y sus ventajas no suelen apreciarse en el primer uso, sino tras una utilización prolongada.
Pero en un viaje de largo recorrido, como los de verano, por ejemplo, sí que pueden apreciarse sus beneficios, que pueden llegar a ofrecer de 20 a 40 kilómetros extra por depósito.