Después de un año con los nuevos límites de velocidad en entornos urbanos, se ha demostrado que circular a 30 km/h por la ciudad es mucho más seguro. Además, tiene una gran ventaja y es que nos ayuda a cuidar el medioambiente.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. Y es que, independientemente del tipo de vehículo que conduzcas o incluso cuál sea su potencia, debes saber que circular a bajas velocidades (en las que el motor trabaja a bajas revoluciones) provoca que tu coche no vaya del todo cómodo.
Es más, abusar de este tipo de conducción puede desembocar en averías, algunas de ellas, de cierta envergadura…
Las principales averías por circular despacio
En primer lugar, nos centramos en el embrague. Cuando circulas despacio, utilizar muchas veces el cambio de marchas en un solo margen de 30 km/h. En su mayoría los coches conducen entre primera y segunda provocando un esfuerzo en el motor.
Por lo tanto, esto último conduce a un mayor uso del embrague y la palanca de cambios que desencadena en un desgaste con el tiempo.
Y si acaba por averiarse, el embargue es una de esos elementos que no son baratos de reparar tanto por la mano de obra necesaria como por el valor de la pieza en sí. De esta forma, la factura dependerá en parte del tipo de embrague que necesites según el modelo de coche que tengas.
Y, en segundo lugar, otro de los elementos que sufren al abusar de la conducción a bajas revoluciones es el filtro antipartículas. Su función principal es recoger los deshechos de la misma combustión para luego quemarlos y de esta forma consigue reducir las emisiones contaminantes. Aunque para ello necesita trabajar a altas temperaturas para que el proceso se produzca de forma eficiente.
De esta forma, circular a bajas revoluciones, provoca que las partículas se acumulen, no puedan purificarse ni limpiarse y, por tanto, que acaben bloqueando el filtro.
En sí lo que hace el coche es forzar el proceso de regeneración que supone un problema porque lo hace él mismo sin dejar que se realice solo, aumentando el riesgo de avería.
Para limpiar el sistema, conviene, cada 500-1000 km, salir a la carretera y ayudar a limpiarlo conduciendo a unas 3.000 rpm a 90-100 km/h durante unos 20 minutos. Y si notas algún problema en tu coche, acude a tu taller de confianza. Y, por supuesto, no te olvides de las revisiones periódicas, que ayudarán a tu coche a estar a punto.